Hace un par de años, cuando salieron las primeras herramientas de creación de texto con inteligencia artificial que usaban el primer modelo de OpenAI, corrí a probarlas.
La premisa, al menos para alguien que escribe y sabe lo que cuesta, era alucinante. El ejemplo más obvio: introduces un título de un post de blog y te genera, mágicamente y en segundos, todo el artículo.
Pero, los resultados que obtuve con mis pruebas fueron más que decepcionantes. La escritura generada era siempre muy extraña y estaba repleta de párrafos sin sentido. Hubiera costado más editarlos que escribir el artículo desde cero.
Así que durante mucho tiempo perdí completamente el interés en el tema.
Pero durante las últimas semanas, después de haber probado y haberme sorprendido mucho con algunas herramientas de generación de imágenes con Ai, pensé: espera, si han conseguido esto tan increíble en este terreno, déjame volver a dar una oportunidad a lo del texto, que no sea que hayan avanzado…
Y efectivamente. Han avanzado.
Durante el último mes he estado haciendo centenares de pruebas con distintas herramientas y puedo decir que los textos generados son increíbles. Ahora mismo ya nadie podría diferenciar si son textos humanos o generados por un algoritmo.
¿Son textos mejores que los que podría crear un buen escritor? No, para nada. ¿Son textos mejores que los que nos encontramos en muchas webs escritas por humanos? Sí. ¿Son mejores textos que los que yo mismo he encargado alguna vez en plataformas como Fiverr? Pues también. ¿Son texto normales o como lo de Isra Bravo? Normales.
Y lo más importante, ¿son publicables? Sí. Y os cuento la razón.
Habréis oído mil veces esta reflexión alrededor del síndrome del impostor. Cuando alguien cree que, por ejemplo, no tiene suficientes conocimientos sobre una materia (seguramente porque se compara con las personas de las que ha aprendido) pero, en realidad, tiene mucha gente por debajo que sabe menos y que, por lo tanto, podría aprender de él.
En estos momentos, con la inteligencia artificial, pasa algo similar. Cuando le pides que te escriba un texto sobre “cómo lanzar mi primer podcast” no será, ni de lejos, como un artículo escrito por un experimentado podcaster pero podría servir sobradamente a alguien que empieza y lee el artículo en Internet. Es que incluso, para que os hagáis una idea, ¡te incluye herramientas de edición reales o marcas de micrófonos!
Yo qué queréis que os diga, me explota la cabeza.
Esta experiencia me ha animado a realizar un par de experimentos utilizando la inteligencia artificial. Y no solo con texto, porque he descubierto que hay mil campos a explorar.
Muy pronto os los iré contando con todos los detalles y los resultados en la
parte premium de No es asunto vuestro. Esto es solo el comienzo de un mundo apasionante que está abriendo un montón de nuevos caminos en los negocios, en Internet y en la creación de contenidos.
Y en
No es asunto vuestro, lo vamos a seguir de cerca y os vamos a ir enseñando todo lo que aprendemos para que también lo podáis aplicar.
*Este artículo no ha sido escrito por una inteligencia artificial. (Menos la broma de Isra Bravo).