Conseguí el trabajo de mis sueños a los 19 años gracias a una carambola.
Siempre había querido hablar a los micros de aquella emisora que veía a través de los cristales cuando pasaba por la Diagonal de Barcelona. Y un día, cuando aún estaba en primero de carrera de periodismo, se juntaron los astros y se me abrieron las puertas. Eso sí, cuando se presentó esa oportunidad, llevaba más de 5 años haciendo radio en otras emisoras, incansablemente, y a cambio de nada.
Mi primera película también fue cuestión de suerte. Para despertar el interés de tres de los canales más grandes, conseguir la distribución de la PBS en todo el mundo, estar en los Goyas, los Gaudís o el IDFA de Amsterdam necesitas mucha suerte. Eso sí, hacía 5 años que había fundado mi productora produciendo decenas de formatos y trabajando contra viento y marea (los elementos predominantes en esta industria).
La idea de
GuideDoc fue una consecuencia de unir todos los puntos anteriores de mi carrera. Hubiera sido imposible crear GuideDoc, de la manera como lo hice, sin haber vivido y sufrido todos y cada uno de mis hitos anteriores.
Y, de la misma manera, todos mis otros proyectos posteriores, incluso
este mismo, no hubieran existido sin GuideDoc.
La vida es un paseo aleatorio. Una serendipia que te lleva a la otra. Los mejores eventos de mi vida me han sucedido gracias a la suerte y a la casualidad. Incluso lo más maravilloso de mi camino vital (y ahora no hablo de trabajo) me sucedió después de un increíble cruce de caminos en Roma provocado por el trabajo de mis sueños..
Pero para toparse con esta aleatoriedad mágica tienes que pasear incansablemente. No dejar nunca de hacer cosas.
¿Cuántos golpes de suerte hubiera tenido en mi vida estando en el sofá viendo Netflix?