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Fundé mi primera empresa en el 2007. El 7 de septiembre concretamente. Nunca recuerdo las fechas, soy un desastre para eso, pero esta la recuerdo bien porque también es el cumpleaños de Josep Lluís Nuñez, el expresidente del Barça.
Soy consciente que después de este dato aún es todo más extraño… Voy a aclararlo. No os puedo dejar así.
La cuestión es que, si mal no recuerdo, hicimos un gag en el APM (un programa de televisión que creamos hace muchos años y que aún está en antena…) en el que salía el expresidente del Barça cantando la canción de Mecano también titulada “El 7 de septiembre”. Al cabo de unos años, en el notario, al ver que aquel día era el 7 de septiembre dije, “mira, como el aniversario de Nuñez”. El notario nos miró raro, pero nos dejó firmar sin problema obviando el comentario. Siempre que pagues, no te ponen problemas, puedes decir tonterías en el notario, y yo siempre digo tonterías. Cuanto más formal es la situación, más tonterías digo.
Pero esto no es lo que os quería explicar.
En aquel momento, el 2007, lo primero que hicimos después de fundar la empresa, fue buscar un local. No se nos pasó por la cabeza la posibilidad de hacerlo de otra manera, ni remotamente. Un local parecía un paso absolutamente obligatorio si tenías una productora. Es más, no haber tenido un local hubiera sido un indicativo de que no éramos una empresa seria. Podíamos recordar la fecha del cumpleaños de Josep Lluís Nuñez ante el notario, pero no tener un local no se habría visto bien…
La gran mayoría de producciones que hicimos en nuestra productora se podrían haber creado en remoto. Básicamente hacíamos tareas de creación de programas, producción y guión. Y cuando se tenía que rodar algo, se hacía en platós de televisión en las respectivas cadenas o en exteriores. Así que no nos hubiera hecho falta el local para nada. Pero aún así, nunca nadie dudó sobre la necesidad de aquel recurso.
Cuando fundé mi segunda empresa (en 2016 para GuideDoc) las cosas habían cambiado mucho. Yo ya había trabajado en algunos proyectos desde casa y no se me habría pasado por la cabeza buscar un local. Y menos teniendo a todo el equipo deslocalizado como era el caso. Pero, como ya sabéis, coincidió con el nacimiento de mi hija y era difícil trabajar desde casa. Con mi mujer nos lo pudimos montar bastante bien. Por las mañanas me quedaba con Valentina y ella por las tardes, y yo me iba a unas oficinas que alquilé cerca de nuestra zona. Pero cuando Valentina empezó el cole, tener el local volvió a perder sentido.
Desde entonces he estado un par de años trabajando desde casa, me monté un despacho muy agradable y la verdad es que he estado muy feliz y agusto. Pero ahora las cosas han vuelto a cambiar.
En la siguiente newsletter os daré más detalles. Por cierto, si todo va bien, también os podré explicar cómo ha ido la reunión con Amazon que tengo esta semana.
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