Cuando oigo el sonido de una lata abriéndose pienso en la navaja de Ockham.
La navaja de Ockham es el principio de resolución de problemas según el cual la explicación más sencilla suele ser la correcta. Dicho de otra manera, cuando se presentan hipótesis contrapuestas sobre una misma predicción, se debe seleccionar la solución con menos supuestos. No es un principio irrefutable de la lógica, pero suele funcionar.
El ejemplo más utilizado para ilustrar este principio suele ser el siguiente: Si estás en casa tumbado en el sofá y oyes un sonido proveniente de fuera de caballos cabalgando, lo más probable es que sean caballos cabalgando y no zebras cabalgando, aunque las cebras produzcan el mismo sonido cuando cabalgan.
Cuando voy caminando por la calle y oigo que se abre una lata en una terraza de una bar cercano, pienso en el principio de Ockham y se me viene a la mente la pregunta: ¿qué será, Nestea o cerveza? Fácil respuesta.
El conocimiento son solo puntos de datos almacenados en nuestro cerebro. Pero el conocimiento por sí solo no es útil a menos que podamos hacer conexiones entre lo que sabemos. La experiencia es la conexión de esos puntos. Cuantos más conocimientos tenemos, más conexiones podemos hacer. Y cuantos más puntos conectados, más experiencia acumulada, más pensamiento creativo y más ideas nuevas.
La inteligencia es la capacidad de nuestro cerebro de comunicar los puntos de conocimiento.
Por supuesto, el reto es conseguir resultados más útiles que el de sonido de lata = navaja de Ockham = cerveza.