En la última edición de esta newsletter dije que me iba a Nueva York y que intentaría, por no fallar a la cita semanal, escribir algo desde allí, aunque fuera con el iPhone. Han pasado 6 semanas. Y algunas cosas han cambiado. Ya que os lo preguntáis, el viaje fue increíble. Si os tuviera aquí al lado en el sofá os pondría, por joder, las fotos en la tele. Espectacular. Uno de los mejores viajes de mi vida. Y me alegra mucho poder decir eso. Supongo que os pasa, a medida que envejezco la vida lo tiene cada vez más complicado para conseguir sorprenderme. Es normal y, cuando digo «normal» me refiero a que es científicamente comprensible. Con la edad se nos joden los neurotransmisores, menos dopamina, menos placer. Además, no es fácil competir contra la nostalgia de los viajes anteriores ni la hábituación (mi app de vuelos dice que ya he dado más de diez veces la vuelta al mundo y la RAE que «habituación» es correcto). También es verdad que, cuando eres padre, tienes, al menos, una ventaja al respecto: no disfrutas al máximo del evento en sí (por la dopamina, porque ya lo has vivido mil veces, porque pones comas donde te sale de los cojones…) pero disfrutas de ver que otra personita lo está disfrutando. Es incluso mejor. «No pienses qué mundo dejas a tus hijos sino qué hijos dejas a este mundo». Poco que ver, pero mientras escribía me ha venido esta genial frase de Leopoldo Abadía sobre herencia y responsabilidad. Me gustaría extenderme al respecto pero hoy he venido a hablar de Nueva York, y de cambios. Tal vez no está relacionado, pero disfruté mucho del viaje y desde que he vuelto, sin premeditación, he estado perfeccionando aún más lo que os explicaba en esta edición. En resumen, por si no le dais al link, estoy llegando a unos niveles bastante buenos de eliminación absoluta de todo lo que me desagrada mínimamente. Dicho así, impacta, ¿verdad? Estamos acostumbrados a hacer cosas que no nos gustan. Es lo normal. Y qué difícil es conseguir no tener que hacerlas… Pues en eso estamos. Me alegra decir que, en mi caso, voy bastante bien, rozando el excelente. Paralelamente, también estoy dándole vueltas a cómo simplificar los proyectos en los que estoy involucrado. Esto lo tengo que hacer bien y con calma, os iré informando. Además, también estoy eliminando algunos hábitos de consumo de entretenimiento que tenía muy instaurados. Me estoy quitando de podcasts, grupos de Telegram, newsletters y estoy escuchando mucha más música, viendo más cine y series, leyendo (¡libros de papel cagondéu!) y jugando a la Play. Total, que os animo a que hagáis lo mismo y os deis de baja de esta newsletter (que deja de ser semanal y pasa a ser aleatoria) y os perdáis cosas del tipo:
Nos vemos en Internet. Contenidos menos aleatorios en Telegram. 👋🏼
Invite your friends and earn rewardsIf you enjoy No es asunto vuestro, share it with your friends and earn rewards when they subscribe.
|