Allí me he encontrado documentalistas con buenos proyectos, buenas ideas y muchas ganas de contar sus historias. Algunos ya tenían experiencia como filmmakers y han producido algunas pelis y para otros eran sus primeros proyectos de cine documental.
Gran parte de mi charla estuvo centrada en la industria, la producción, la distribución y el storytelling (temáticas que se escapan un poco de lo que nos ocupa en esta newsletter) pero al final traté un tema más afín a lo que hablamos en
No es asunto vuestro y que, por cierto, no fue recibido con demasiado entusiasmo.
Les dije que estaba muy bien que concentraran gran parte de sus esfuerzos en todas las fases que se requieren para tirar adelante un proyecto de esas características, que no son fáciles y no son pocas, pero que debían también, paralelamente, poner muchos esfuerzos, los máximos posibles, en crear un audiencia.
Les animé a que encontraran un formato, el que más se adaptase a su proyecto o a su marca personal, y que fueran compartiendo en redes sus procesos para atraer a una audiencia que potencialmente podrá ser en el futuro la que compre y vea su película.
Cuando hacemos algo tenemos dos trabajos, hacerlo y conseguir que sepan que lo hemos hecho. El segundo es mucho más complicado y puede que nos guste menos que el primero. Pero, dependiendo de tus intenciones, es necesario; para una película de cine documental o para un negocio en Internet.
Pero claro, también está el modo de verlo de John Lennon: “Cuando hagas algo noble y hermoso y nadie se dé cuenta, no te pongas triste. Porque el sol cada mañana es un hermoso espectáculo y, sin embargo, la mayoría del público sigue durmiendo».
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