Hace un par de años dos doctoras en economía de las universidades de Houston y Shanghai publicaron en la revista nacional de las ciencias de estados unidos un estudio sobre la aversión al riesgo en niños y niñas. Hicieron su experimento con un simple juego en unas escuelas un poco especiales, enseguida veréis por qué, y los resultados son maravillosos y arrojan un buen chorro de luz sobre algo que es sumamente importante tener en mente, como padres y como sociedad.
Las doctoras visitaron durante años diversos colegios de la provincia china de Yunnan. En esa zona viven los Mosuo, la única minoría china con una cultura matriarcal: O sea, una cultura en la que el papel de cabeza de familia recae en las abuelas y en las madres y donde las mujeres toman las decisiones económicas, domésticas y agrícolas.
Pero en Yunan, que es esta zona de la que os hablo, también viven otros grupos étnicos con una estructura patriarcal, en las que las mujeres quedan subordinadas a los hombres. Y los hijos de esas familias patriarcales se encuentran en las mismas clases con los niños y niñas Mosuo de las etnias matriarcales.
Las investigadoras plantearon un sencillo juego a los niños y niñas de esas clases: una especie de apuesta o de lotería en que se puede escoger entre ganar seguro una pequeña cantidad de dinero o tener un 50% de probabilidades de obtener una suma de dinero mucho más grande.
Hicieron el juego durante años con más de 400 estudiantes de diversas escuelas primarias y secundarias. Niños y niñas de entre 7 y 14 años. Por cierto que, por si a alguien le extraña el tema, muchos estudios han demostrado que los juegos de lotería son un buen indicador de cómo se comportará la gente en el mundo real. Si uno toma decisiones más prudentes mientras juega, probablemente tomará decisiones más prudentes en el mundo real. Y al contrario.
Y qué resultados obtuvieron. Pues, en los cursos superiores los chicos que han vivido en una cultura patriarcal, eran de largo los que tomaban más riesgos. Por contra las chicas de la cultura patriarcal tomaban zero riesgos. Pero, ¿y si nos vamos a los cursos inferiores? ¿Quién tomaba más riesgos en esas clases? Pues entre todos, tanto los de la cultura matriarcal como la patriarcal, las niñas que habían crecido en un mundo en el que las riendas las llevan las mujeres ganaban por goleada. Esas niñas llegaban a la escuela sin miedo, seguras de sí mismas y eran las que tomaban más riesgos de entre todos los niños del colegio, vinieran de la cultura que vinieran.
Pero ahora viene lo más triste de los resultados observados por este mismo estudio. Estas mismas niñas, después de haber convivido durante años con niños y niñas de las culturas patriarcales se volvían mucho menos propensas al riesgo y se igualaba a las otras niñas, escogiendo la opción de “mejor me quedo como estoy”. Y no es una cuestión de edad porque el estudio también pudo comprobar que eso no les pasaba a las niñas de Mosuo que habían sido escolarizadas en casa y que no habían tenido contacto con culturas patriarcales.
Estamos rodeados de emprendedores hombres, de CEOS hombres, de deportistas hombres, de mandatarios hombres, de ingenieros hombres, de científicos hombres… vivimos en una mentira que a algunos les hace pensar que la biología pone a cada género en su lugar… pero vivimos en este tipo de sociedad porque, mal que nos pese, arrastramos costumbres medievales. Somos unos trogloditas. Y el simple hecho de vivir en esta sociedad que hemos heredado hace pensar a nuestras hijas que tienen menos opciones. Que no vale la pena arriesgarse. Y esta es la única razón por la cual hay menos mujeres que se arriesgan en todos los campos. Tenemos que luchar contra esta mentira siendo muy radicales, sin una puta contemplación, no tenemos que dejar pasar ni una, a nadie.
Tenemos que, y yo lo hago cada día como padre, mostrar a nuestras hijas modelos a seguir de mujeres que, aún y vivir en esta mierda de círculo vicioso, han sido valientes y han hecho cosas extraordinarias. Cada noche le leo a mi hija Valentina dos o tres historias de mujeres cracks: Margaret Hamilton, Marie Curie, Frida Kahlo, Jane Goodall… Tenemos que explicar a nuestras hijas de dónde venimos y que hace cuatro días todo aún era peor para ellas y lo que ha costado que las dejaran, por ejemplo, votar, vestirse cómo quieran o tener las mismas libertades que los hombres. Y que esa es la única razón por la que la situación actual aún no sea normal. Y por eso no hay más mujeres CEO, ingenieras, científicas, futbolistas… Porque no, aún no vivimos en una situación normal de igualdad aunque nos quieran hacer pensar lo contrario.
Las diferencias de género en lo que respecta al riesgo están influenciadas por la cultura y el ambiente social, y, como demuestra este estudio y otros similares que se han hecho, estas actitudes son maleables a una edad temprana. Que nuestras hijas vean el futbol femenino, que lean historias protagonizas por heroínas, busquemos ejemplos que las inspiren continuamente, forcemos la máquina y hagamos discriminación positiva al máximo posible para intentar salir lo antes posible de este circulo vicioso.
Como padres, tenemos en nuestras manos la responsabilidad de compensar de esta manera lo que, por desgracia aún se encontraran en el exterior. Y no solo con nuestras hijas, sino también con nuestros hijos (y así es como crecerá mi hijo Luca en nuestra familia, así es como lo educaremos Blanca y yo) que ellos también comprendan pronto cuál es exactamente la situación para poder remar en el mismo sentido.
Y solo así, conseguiremos llegar a vivir en un mundo normal donde nuestras hijas no tendrán ni una pizca de dudas al arriesgarse a ser lo que les dé la gana ser.
Este es un podcast sobre emprendimiento donde, entre muchas otras cosas, explicamos casos de éxito de distintos emprendedores y donde también debería haber más mujeres. Si os queréis apuntar, Noesasuntovuestro.com
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Nos vemos en Internet. Chao chicas.