Uno de los principios básicos del storytelling es la existencia de la causalidad, la acción-reacción. Las buenas historias, al menos las que más números tienen de atrapar al oyente, espectador o lector se construyen sobre este mecanismo tan simple. Esto causa aquello y aquello causa esta otra consecuencia dramática, y así sucesivamente. La causa y el efecto son los eslabones de la cadena y hacen que una historia sea una historia.
Pero muchas veces, cuando contamos historias, caemos en la trampa del “y luego” o del “y entonces” que consiguen cargarse completamente la causa efecto. Pasa “x” y luego “z” y entonces “b” y luego “n” y ya estamos todos muertos de aburrimiento y abrimos TikTok y hemos olvidado definitivamente esa historia para siempre.
Matt Stone y Trey Parker, creadores de una de las historias televisivas mejor contadas, South Park (sí, sí, South Park) explican que en la sala de guión tenían una gran pizarra blanca con todas las ideas de las tramas. La tarea principal, antes de escoger qué iban a contar y de escribir los diálogos, era sustituir cada “y entonces” que aparecía en la pizarra por un “pero” o por un “por lo tanto”. Eso forzaba a los guionistas, de una manera extremadamente eficaz, a crear historias mucho mejores, más ricas y llenas de conflictos interesantes.
Sin duda, este es uno de los más sencillos y mejores consejos para contar historias. Evidentemente, una buena historia va más allá de esta técnica, pero es una de las formas más fáciles de asegurarse que no se está simplemente sumando escenas que no hacen avanzar a la historia.