Mi primer podcast lo lancé hace casi ocho años. Se llamaba “Supera la Ficción”. Lo hacía con mi socio en la productora Adrià Cuatrecases y estaba centrado en cine documental. Por aquella época, Adrià y yo salíamos de una temporada en la que habíamos estado completamente concentrados en la producción de un documental; toda la vida habíamos estado haciendo radio juntos y por aquel entonces llevábamos un tiempo sin ponernos delante de los micros. Así que, como seguro que os ha pasado en algún momento a vosotros, después de haber estado mucho tiempo escuchando podcast, se juntó el hambre con las ganas de comer, y decidimos hacer un podcast.
Además, en ese 2014 estábamos viviendo en lugares distintos y era una excusa genial para seguir el contacto desde nuestras respectivas vidas a través de la grabación de un podcast.
De esto, como digo, hace ocho años y para hacer este podcast entre dos personas curiosamente ya lo hacíamos utilizando exactamente el mismo método que he estado utilizando hasta hace un par de semanas.
Seguro que os sonará el sistema: Llamada de Skype (en aquel momento utilizábamos Skype, pero con los años he ido cambiando a Zoom y a Google Chat) y luego cada uno de nosotros se grababa el audio en local, usando Audacity o Quicktime. Al acabar el podcast, uno de los dos subía el audio a alguna herramienta de compartición de archivos como Dropbox o Google Drive. Y, finalmente, yo montaba los dos audios en Garageband o en Loogic, le añadía las sintonías de entrada y salida, exportaba y lo subía a un servicio de publicación de podcast que en aquel momento era Spreaker.
Actualmente en No es asunto vuestro grabo cada semana episodios en los que también hay implicadas dos personas. Cada semana hacemos los masterminds de No es asunto vuestro y hasta ahora este era exactamente el mismo sistema que he ido utilizando. Y como veis, tiene bastantes pasos y, en resumen, es un coñazo. Por aquella época en “Supera la ficción” ya estuve buscando si había alguna solución para simplificar el proceso. Me imaginaba algo similar a Skype pero que te diera la posibilidad de grabar los audios con buena calidad y desde el origen. O sea, directamente en el ordenador de los participantes y no el audio de la llamada que eso ya se podía hacer.
Lo busqué muchas veces y nunca encontré ninguna herramienta que lo hiciera. De hecho, incluso, estuve bastante tiempo explorando la posibilidad de desarrollarlo yo mismo. Pero, en todas las consultas que hice, me dijeron que era una locura. Imaginad la complicación que conlleva construir una herramienta que ya de base es un Skype de audio.
Tres años después, en el 2016, salió al mercado Zencastr. Un emprendedor de Nueva Zelanda de nombre Josh Nielsen tuvo esta misma idea, con la que seguramente ya habíamos soñado la mitad de los podcasters del planeta. Y os podéis imaginar que cuando la descubrí me lancé a probarla con los ojos cerrados. Pero el resultado fue decepcionante.
El sonido no era bueno, los audios no se sincronizaban bien y, lo peor de todo, había cortes en la llamada y en la grabación final. O sea que, era un desastre.
Con los años he ido dándole más oportunidades y, aunque sí que es verdad que han ido mejorando mucho, aún no era una herramienta perfecta, al menos para lo que yo necesitaba.
Pero hace un par de semanas me decidí a probarla de nuevo, ya que había oído que últimamente podcasters de mi entorno estaban hablando muy bien de Zencastr. Y, chicas, estoy entusiasmado con lo que he encontrado. No sé qué es lo que han hecho, supongo que simplemente trabajar mucho y acumular mucha experiencia, pero os puedo decir que actualmente la app es una maravilla.
Y por cierto que, según explican en su web, aunque han recibido muchas ofertas de inversión externa, el fundador ha preferido continuar haciendo bootstrapping. Así que, ya me conocéis, aún me gusta más.
Y cómo funciona Zencastr. Pues es muy fácil, tiene una interfaz súper limpia que me encanta. Creas una sala, le envías el link a tu invitado o co-host. Él recibe todas las instrucciones por email con consejos sobre cómo conectar el micro, sobre el navegador que debe de utilizar, con el link para conectarse a la hora programada, etc… Así que si vuestro entrevistado no está muy relacionado con el mundo del podcast, se lo ponen muy fácil.
El día de la grabación estáis todos los participantes en una sala parecida a lo que podría ser un Zoom o un Skype y cuando comienzas a grabar lo que hace Zencastr es utilizar el audio en local del micro bueno de cada uno de los participantes. Mientras estás grabando el episodio ese audio se sube a la nube y en el momento en que paras la grabación tienes todos los audios ya subidos en alta calidad en tu ordenador. Además, puedes tirar sintonías y efectos durante la grabación directamente desde tu dashboard. Cuando acabáis el episodio le das a post producir y obtienes un audio ya mezclado y con todos los audios nivelados. Así que me ahorro un paso más porque yo siempre acabo enviando el audio final a una herramienta como Auphonic Leveler.
Listo, el sonido que se obtiene es perfecto e imaginad la cantidad de pasos que me he ahorrado con Zencastr.
Además, tiene muchas otras funcionalidades, porque hace esto mismo que os he explicado pero con vídeo en alta definición. Tienes un chat, puedes añadir notas mientras estás grabando el audio para recordar algo que ha pasado en ese momento… etc. He estado hablando con ellos, muy majos y me han dicho que pronto añadirán muchas más funcionalidades que, según ellos, son muy potentes y harán aún más interesante esta plataforma.
El precio: Ya os digo que vale la que cuesta. La opción profesional son 18 dólares al mes pero tienen una versión gratuita que seguro que os sirve. Además me han enviado un código de descuento del 40% durante los primeros meses si ponéis el promo code “victorcorreal”.
Os animo a probarlo en zencastr.com. Y si queréis escuchar cómo están quedando estos últimos episodios grabados con Zencastr y disfrutar de los fantásticos masterminds que hacemos, entrad en Noesasuntovuestro.com