Una de las personas del equipo de una entrevista en el feed premium de No es asunto vuestro que seguro os gustará.
La semana pasada Héctor me escribió un email en el que me decía que habían seleccionado su última película en el Tribeca Film Festival de Nueva York (ahí es nada) y que le habían invitado a asistir en el último momento. ¡Y que fuera para conocernos!
Ya os podéis imaginar, se me salieron los ojos. Reconozco que me puse a buscar vuelos al momento (casi ni me acordaba de cómo se hacía…), vi que había disponibilidad y precios muy buenos… Así que la primera reacción fue, joder, claro que sí, esta no me la puedo perder… Hace un año y medio que no hago ningún viaje largo y el último fue precisamente a Nueva York. (Además esta vez, estando vacunado, las probabilidades de volver a pillar el COVID supongo que no serían tan altas… 😅)
Pero luego, viendo el calendario (supongo que es lo primero que tendría que haber mirado…) vi que tenía una visita muy importante este fin de semana.
Me ha visitado Ferdi, uno de mis mejores amigos. Nos conocimos hace 20 años durante nuestra etapa de estudiantes en Barcelona. Ferdi tenía su viaje desde Alemania cerrado desde hacía semanas y, aunque la oferta de Héctor era algo seguramente irrepetible, no podía anular esos planes de ninguna de las maneras.
Y menos mal que no lo hice, porque me tendieron una trampa y también recibí la visita por sorpresa de Isacco, el otro amigo de la misma época (y en este caso italiano) que compone nuestra sólida y triangular amistad desde hace más de dos décadas. (He hecho muchos episodios de No es asunto vuestro hablando de ellos dos, supongo que ya los tenéis controlados). Normalmente nos vemos un par de veces al año pero ahora, por motivos evidentes, llevábamos una racha de dos años sin vernos. La última vez estuvimos los tres juntos en Nápoles, pocos meses antes de la pandemia.
Así que ha sido un fin de semana fantástico de largas conversaciones de bar en bar y de restaurante en restaurante por Barcelona. Habré mirado poco más de un par de veces el móvil en todo el fin de semana y solo para saber si mi mujer y mi hija estaban bien. Y el pensamiento de hoy, después de haber pasado estos días tan agradables es (y ahora voy a decir un montón de obviedades): qué importante es poder hacer esto de tanto en tanto, qué importante son las relaciones, cuidar a los amigos y, simplemente, sentarse en una mesa y charlar.
Una vez, un amigo de Oslo me dijo que el cielo de los antiguos noruegos era una acogedora reunión alrededor de una mesa, cerca de una chimenea encendida, con comida y bebida y tus seres queridos hasta la eternidad. No se me ocurre un cielo mejor. (Siempre que se pueda substituir la “comida” noruega por la de aquí…)
En definitiva, este fin de semana me ha hecho pensar que tal vez en algunos momentos debería desconectar más. No digo que no tenga momentos de relativa desconexión, ya os expliqué cómo organizo mi tiempo en el último episodio. Pero, tal vez, debería hacer un reset pronto, una desconexión total durante algunos días. Os seguiré informado.
Gracias por estar ahí. Si necesitáis algo, no os puedo ofrecer una reunión eterna al rededor de una mesa, pero ya sabéis que contesto todos los emails. ❤️ (También a noruegos ofendiditos por el comentario anterior).