En 2007 fundé mi primera empresa, una productora de contenidos en medios tradicionales (los medios antiguos, los de después del VHS y antes del Internet). Por aquella época, mi socio (Adrià Cuatrecases) y yo utilizábamos intensamente twitter. Pero lo hacíamos de una manera distinta a la de ahora. Desde nuestra perspectiva de guionistas, se trababa de hacer tweets graciosos o ingeniosos. Aquel era el juego, tweets de este otro.
Así era también nuestro timeline, comentarios sobre la actualidad o sobre la vida en general en formato 140 caracteres que invitaban a ser compartidos por nuestros followers. Había cuentas, la mayoría de guionistas, que escribían grandes tweets, material del bueno, y recuerdo que no me iba a dormir hasta que no me había leído todos y cada uno de los tweets de mi timeline.
Y por eso, aunque nuestro foco en la productora era uno totalmente distinto, se nos ocurrió la siguiente idea: una app de Twitter (utilizando su API, como ya hacían otros clientes) pero que además de hacer rt o like permitiera a los usuarios pagar por aquellos tweets que más les habían gustado. Parecido a lo que, 10 años después, acaba de anunciar Twitter.
Aquello salió mal, NO, lo siguiente. Y después de más de un año de esfuerzos y casi 100.000 euros de inversión, acabamos tirando la toalla.
Este jueves viene a los masterminds de No es asunto vuestro No es asunto vuestro para poder escucharlo.